miércoles, noviembre 08, 2006

The Wicker Man, el despropósito

El policía Edward Malus (Nicholas Cage) se encuentra de baja laboral, debido a un accidente en carretera, en el que no pudo rescatar a una madre y a su hija de una colisión frontal con un camión. Las inquietantes escenas del accidente, en el que ambas perecieron entre las llamas, no hacen sino aumentar la desazón del protagonista, que más tarde recibe un informe de sus compañeros en el que se destaca la ausencia de cadáveres en el interior del vehículo. Presa de las alucinaciones y de los medicamentos, recibe una enigmática carta de la que fue su prometida, quien le abandonó cuando estaban apunto de casarse. En ella, Willow Woodward (Kate Beahan) le explica que la hija de ambos, de quien Malus no tenía noticia, ha desaparecido en el poblado donde las dos vivían, y le emplaza a que la ayude en la búsqueda de Rowan.

Edward, que apenas puede creer que tenga una hija, pide ayuda a sus amigos policías y se desplaza desde California hasta una isla regentada por la matriarca Summersisle (Ellen Burstyn), donde desde el principio comienza a sentirse rechazado. Los extraños no son bienvenidos en la isla, y la única relación que mantienen con el exterior se basa en las periódicas entregas de suministros que realiza un piloto de hidroavión. La población de la isla se abastece a sí misma de los productos básicos, mediante una eficaz distribución del trabajo en forma de comuna. Pero Malus enseguida se topa con trabas en su investigación: los lugareños le evitan y se muestran esquivos e incluso violentos con él, niegan que alguna vez Rowan haya vivido en la isla y le aseguran que su exprometida está absolutamente desquiciada. Por su parte, Edward descubre toda una serie de ritos paganos en los que la población de la isla cree, y que bien podrían haber servido para condenar a su hija Rowan. Las mujeres dominan la vida social y productiva del lugar, y condenan a los hombres al ostracismo. Esa hostilidad se refleja también en el protagonista, que no sale de su asombro en cada entrevista que mantiene con los paisanos de la isla.

Para colmo de males, Willow se muestra reticente a revelar demasiado, advirtiéndole de que todo el mundo miente en la isla, y que saben mucho más de lo que dicen. El encuentro de Edward con varias mujeres no hace sino aumentar su inquietud… ¿qué se esconde tras esta trama?

Pues sinceramente no mucho: el director Neil LaButte (En compañía de hombres, Posesión), realiza un penoso remake de un clásico de 1973 de la británica Hammer, del mismo título y protagonizada en su día por Edward Woodward, el mítico Christopher Lee y Britt Ekland. Nada se salva en esta producción que ni sabe en qué género sentar sus posaderas. Si pretende dar miedo, no produce ni inquietud, si intenta crear un thriller no dispone ni de la mínima tensión, y si su único apoyo reside en el reparto, ni eso se salva. No solo la historia no tiene ni pies ni cabeza, sino que la ejecución del director dista mucho de ser siquiera un producto decente. Lo plano de las actuaciones, unido a un pésimo montaje y a un guión imposible del propio director antojan excesiva la inversión en una entrada de cine para ver “esto”. No estoy en contra de los remakes, aunque normalmente representen visiones como mínimo distorsionadas de sus respectivos originales, pero “The wicker man” nunca debió ver la luz.

Uno puede pensar que, ante lo disparatado en general de la película, podría ser ideal para reirse de ella al menos, pero ni siquiera eso: si algo produce la película es indiferencia y una sensación constante de chapuza que ni la presencia de Nicholas Cage o de Ellen Burstyn pueden disipar. Ni un solo susto, ni un momento de inquietud, ni uno es capaz de empatizar con los protagonistas en ningún momento, incluso teniendo en cuenta que durante toda la película, según el argumento, tocaría sufrir por el destino de una niña. Pues no, electroencefalograma plano.

Normalmente uno intenta destacar lo bueno de cualquier cosa, máxime cuando se supone que detrás de un proyecto normalmente reside un esfuerzo o al menos la intención de aplicarlo, pero sinceramente, en “The wicker man” no puedo apreciar nada que se salve de la quema general. Tras la primera escena del accidente, el guión es una sucesión de despropósitos. Podrían haber hecho buen uso del papel de Willow, destinado a confundir al agente de policía despistado de turno, pero en vez de eso, se limitan a dibujar a una exprometida chiflada que no sabe más que dar información inconexa al personaje perpetrado por Cage, como si el director-guionista fuera consciente de sus propias limitaciones al escribir el guión y optara por la parquedad de palabras en lugar de elaborar una trama con sentido. Ni el policía, auténtico motor de la película, es capaz de transmitir más que estupidez: no tiene ni dos dedos de frente, ni es capaz de atar cabos ante la evidencia, ni ganas que tiene. Todos los personajes están llevados de forma indolente y sin asomo de carisma o credibilidad. Asombra, eso sí, que Nicholas Cage haya puesto incluso dinero para producir esta película. Ni siquiera cabe la posibilidad de que se hayan dejado parte del metraje en el tintero, responsable en muchas ocasiones de fallidas producciones: el montaje que nos enseñan no esconde nada bueno. La banda sonora pasa tan desapercibida que en muchos momentos puede destacarse su total ausencia, lo que destaca aún más la desnudez ambiental y el poco clímax que es capaz de alcanzar.

Incluso la sustitución del "villano" de la película ayuda al despropósito. En la original de la Hammer, era un patriarca interpretado por Christopher Lee el encargado de soportar el peso ambiental de la cinta, pero aquí se sustituye por una mujer para reforzar el sentido pagano adorador de la figura femenina de la comuna de la isla.

En fin, una película destinada a ser olvidada cuanto antes... me recordó más a un capítulo malo de la serie fantástica Embrujadas que a una producción seria de Hollywood, y degrada a todos sus personajes principales y secundarios, casi lo peor que puede decirse en estos casos.

Crítica de The Wicker Man en Fantasymundo