jueves, abril 14, 2005

Se acabó la obra

El viernes día 8 de abril estará para siempre marcado a fuego en mi calendario personal: fue el día en que acabamos por fin las obras de reforma del piso. Cierto es que hubo un momento en que pensamos que nos habíamos pasado con la cantidad de chapucillas que habíamos pedido a la empresa que nos llevó el tema, porque aquello parecía la obra de la Sagrada Familia, que nunca se acaba.

Para comprender en su justa medida la magnitud del temita hay que empezar por el comienzo, como las grandes historias. Allá por el mes de Julio, mi pichurri y yo firmamos nuestra primera hipoteca a 20 años, lo cual en la zona de Barcelona en la que nos encontramos y en esta época de auge del precio del metro cuadrado, es casi un suicidio. Pero bueno, como somos muy echaos p'lante dijimos: ¡venga, que sólo se vive una vez! Dicho y hecho. Quisimos empezar las obras enseguida, más que nada porque queríamos disponer de nuestro propio santuario... pero no pudo ser, ya que no dejaron el piso libre hasta mediados de septiembre (creo que el rechinar de nuestros dientes en el ínterin lo podía oír cualquiera que tuviésemos cerca).

Llegó septiembre y teníamos un piso sucio como si Atila y toda su cohorte de guerreros, mujeres y súdbitos hubiera acampado allí durante años. Y si se me permite hablar en semejantes términos de nuestro nidito de amor: un poco desconchado y viejo. En fin, ya habíamos decidido hacer reforma lo más rápido posible, y viéndome venir la que se nos venía encima, decidí empezar a contactar con empresas de reforma muy a principios de septiembre. Fue un poco surrealista, la verdad, aunque sólo el comienzo de lo que se nos venía encima. Contacté con cinco o seis, creo recordar. Supongo que tienen mucho trabajo, porque tres de ellas me dijeron que tenían la agenda completa hasta bien entrado el 2005 (al menos fueron sinceras), mientras que el resto quedaron en venir para darnos un presupuesto (tomaron nota de la dirección y todo). Cuando el piso quedó libre, tres semanas después, y harto de esperar, contacté con otra empresa de reformas, cuya comercial me respondió que a mediados de octubre podían comenzar las obras, y que durarían dos meses. Textualmente me dijo que "podréis comer los turrones en el piso, jajajaja". Y encima parecía seria y responsable, y el local estaba muy guapo, lleno de muestras que nos pusieron los dientes largos. ¡Tenemos empresa de reformas! Bueno, en realidad es como la frase "tengo piso": mentira, ¡El banco es quien la tiene y tú la pagas!... pues esto lo mismo, tú no "tienes empresa de reformas", ¡Ella te tiene a tí!.

Además, no sólo a mí me parecían serios, sino que además le comentamos al pater de Sonia el tema y nos dijo que les conocía y que trabajaban bien. El presupuesto que nos dieron nos pareció muy bien, así que les dimos el "sí quiero" e ilusionados al 100% comenzamos la obra (bueno, la comenzaron ellos que para eso les pagamos :P)

Al poco de empezar las obras sucede algo increíble. Dos de las empresas con las que había contactado me llaman y me dicen "sé que hace tiempo que nos llamaste, pero si quieres podemos pasar a hacerte el presupuesto"... "Pues mire usted, no, por una simple razón: si tardan más de un mes en venir a hacerme un presupuesto, ¿cuánto coño van a tardar en hacer la obra entera? Mis nietos podrán disfrutar del piso, es evidente, algún día, pero a mí no me va a servir de nada, oiga".

Bueno, después de las risas que me eché con ese episodio surrealista, elegimos materiales, les damos una llave para que accedan sin problemas y lo dejamos todo en sus manos. Bueno, todo no, los pagos sí que los vamos haciendo puntualmente, faltaría más. Las empresas de reforma tienen algo de bancos, todo hay que decirlo :P

El segundo día de obra me llama el presidente de esta nuestra comunidad, y me dice, todo alterado, que el boss de la cuadrilla se ha enfrentado con nada menos que con su mujer. Mi primera reacción quizá es lógica (o no, ya me diréis): me pregunto qué habrá hecho la mujer, que hay cada vecino que... En fin, hablando con el buen hombre (me cae bien ese tipo), me cuenta que acaba de llegar del hospital, que le acaban de operar de un ojo y tal y que no está para asuntos de estos, que mire a ver que hago con los de la obra que como sigan así nos mete una queja al ayuntamiento que nos quedamo finos. Ni que decir tiene que tranquilizo al buen hombre, diciéndole que "esto lo arreglo yo con esta gente, no puede ser que nada más empezar nos metan en problemas con nuestros futuros vecinos, ¡faltaría más! Y ¿qué habían hecho? preguntaréis supongo. Pues nada, cosillas sin importancia: no limpiaban después de cada día lo que ensuciaban, no forraban el ascensor (que de subir materiales se rozaba y quedaba hecho una mierda) y no tenían cuidado con el ruido que hacían. Y encima se enfrentaban a los vecinos en plan chulo de barrio. Hablo urgentemente con la tía responsable de la reforma y le pongo las peras al cuarto: "sí, otras veces han hecho cosas parecidas, no es la primera vez, les pondré finos, no te preocupes, Alejandro". Vale, me medio tranquilizo, dejo pasar un tiempo y días después llamo al presi de la comunidad: ningún problema. Le comento que si hacen algo raro, que me llame urgentemente, que solucionaré lo que surja, que no se preocupe: gente maja, la verdad. Respiro aliviado. Entre tanto, Sonia alucinada, no es para menos: segundo día de obra y casi nos meten un puro con el ayuntamiento.

La obra más o menos fue bien hasta la primera semana de diciembre. Bueno, había días en que no se pasaban por el piso, a veces porque no les salía de la alcachofa de la ducha y a veces porque no tenían según que materiales. Eso sí, para el pago eran de lo más puntuales. Más de una vez pagamos sin que hubieran terminado el trabajo que se suponía debían hacer. Pero bueno, tenían excusas convincentes (a veces :P). En esa fecha faltaban detalles de la cocina y el baño sin terminar y parte del resto de la casa (detallitos en su mayoría). Como iban lentos, decidimos contratar a alguien para pintar, que nos igualó las paredes, pintó y lo dejó bonito muuuy bararito (chanchullete familiar). Y entretanto pasaba el tiempo y los de la reforma a verlas venir, a ver si se acaba sola (creo que alguno se leyó demasiadas veces el cuento en que unas hadas te hacen el trabajo por la noche mientras tú duermes :P).

Eso sí, cobrar querían cobrar, faltaría más. Con varias cosas por terminar, nos sueltan que quieren cobrar el final de la obra, que a ver cuando pagamos... encima la tía nos quiere dar las llaves, como diciendo "bueno, nosotros ya hemos acabado". Una mierda tía, te quedan los cristales de las dos puertas, varios zócalos, rematar los defectos de la obra que han quedado, varias cosas rotas, una ventana torcida,... y por supuesto no pensamos pagar el final de obra hasta no hayáis arreglado todo. Creo que la postura es lógica. Pues no, ellos querían cobrar. Me parece muy bien, pero si yo no trabajo no cobro, señora o señorita, así que si ustedes no trabajan, no cobran (eso pensamos, no se lo dijimos). A todo esto, nos salen con que en el presupuesto no habían puesto el lavavajillas, con lo que nos lo pretenden cobrar aparte (más de 700 euros). Nos reimos por no llorar :P

Llegados a este punto, se junta nuestra lógica previsión con su precaución. Es decir, no pagamos porque no han acabado y ellos no acaban por miedo a no cobrar. Mira que les dijimos: termináis y cobráis. Pues nada. Mes y pico sin tocar nada en el piso. Hasta que, cansados, hablamos con nuestra abogada, que por cierto es una crack. Le comentamos todo el temita y hacemos un escrito comentando que hemos pagado tantas pelas, falta esto por hacer y aquello por pagar y como en unos días no terminen los detalles damos por finalizada nuestra relación con ellos. Nos contestan que sus cuentas son otras, que falta por pagar lo que decimos más el lavavajillas, una parte de la instalación eléctrica y además el IVA. Creo que no me reí más porque no pude xDDDDD

La abogada es un crack, y no se reia porque debe permanecer seria en estos asuntos, sino... "Vamos a ver, no sé si usted lo sabe, y sino es algo que debería saber, señora: un presupuesto hecho a un particular, si no dice nada en contra, lleva IMPLÍCITO el IVA". La otra, que es una gritona consumada y encima gilipollas, se pone a discutir con ella. Nuestra crack la pone en su sitio e implícitamente cede en ese tema. Acordamos hablar más adelante, una vez que la abogada nos comente el resultado de la conversación (no sabía que estaba con ella en el despacho :P)

Dejamos pasar unos días y al ir al piso nos encontramos con una sorpresita: el lavavajillas ha desaparecido, dejando en su lugar un muñón de tubería. Se lo comentamos a la abogada, que se cabrea toa y llama a la tía. Por lo visto, se lo habían llevado en previsión de que no pagáramos. Vamos, como en el colegio: tú me haces esta, yo te hago esta, para quedar en paz. Con la diferencia de que la vida no es un patio de colegio, evidentemente. Abogada crack: "Verás, no sé si estás bien asesorada, sospecho que no, pero por si acaso te informo, lo que acabas de cometer es un robo, algunos vecinos os han visto, así que si no devolvéis el lavavajillas, mis clientes se verán obligados a presentar denuncia en comisaría, porque esto ya dejaría de ser civil y se convertiría en penal, tú verás". Pero la tía, tonta perdida, no se baja del burro, pero eso sí, viendo como está la cosa de peligrosa, se aviene a un acuerdo: irán dos días más tarde a instalar las dos últimas puertas con sus cristales, lo que faltaba, y pagaremos lo que creemos que les debemos, y se acabó.

La tía encima pregunta: "oye, el lavavajillas no lo podemos devolver, os lo tenéis que quedar, a ver qué coño vamos a hacer con él". La abogada crack responde (y este es uno de los episodios favoritos de esta trama policíaca): "tú lo has robado, pues ahora te lo confitas". Jamás había oido tan genial expresión, pero a partir de ahora, entrará en mi vocabulario como término cinco estrellas, os lo juro xDDD Además, la tía quería que pagáramos en la furgoneta antes de subir e instalar nada, la muy caradura, y volvió a preguntar por el IVA. La abogada se descogorciaba.

En fin, el viernes vinieron al piso, subieron las puertas, pagamos y se fueron. Aquí pax y después gloria. El piso es nuestro :)))) (bueno, del banco :P)

El anterior fin de semana lo pasamos en él limpiando, colocando y adecentando la cosa. Ha quedado de lujo, eso sí, hemos elegido muy bien los colores y las texturas, me gusta el ambiente acogedor que tiene, y eso que faltan dos habitaciones por amueblar, pero todo se andará. ¿Y el lavavajillas? pues lo conseguiremos más barato, y puede ser que subvencionado, a ver... pero no corre prisa xD

Lo fundamental ya está: el piso está listo, y ya estamos organizando a los amigos para inaugurarlo en breve tiempo. ¿Os animáis? :-)