domingo, abril 17, 2005

Ray Charles

No, no lo habéis adivinado, no os voy a hablar de la película que se estrenó hace no mucho sobre el genial pianista y vocalista norteamericano (de los Estados Juntitos mejor, que México y Canadá también cuentan). Hoy he encontrado a su homólogo blanco, sí como lo leéis :-P

Este domingo a nadie en casa le apetecía coger los cacharros para cocinar la comida, así que cogimos el coche y en un ratito (largo) nos plantamos en el puerto de Sitges. Hacía un día buenísimo, ideal de la muerte para sentarse en una terracita a tomar el sol cual lagarto lechoso y comer un buen platito de marisco.

Os pongo en antecedentes, porque muchos no conoceréis esa zona de la costa catalana. Creo, si no me falla la memoria, que es el sitio de España donde más pijos con pedigree he visto por metro cuadrado. Los restaurantes por esa zona están bastante bien, con marisco fresco, buena cocina en general y un clima estupendo... y por supuesto, con las típicas terracitas cubiertas de loneta donde casi entras sólo con reserva. Hay que comentar que el desfile de coches lujosos es bastante habitual por esa zona, y qué decir de los yates que están amarrados allí.

Nosotros no íbamos con reserva, lógicamente, así que nos tocó comer al lado del local. En mi modesta opinión, allí se come bastante más tranquilo, sin tener que escuchar las conversaciones de los comensales de al lado. Aunque cuando hace viento resulta un poco molesto, pues no hay loneta que lo pare (hoy hacía un pelín de rasquilla si te estabas quieto). Comimos maravillosamente (la nota fue igual de maravillosa), y bebí un poco más de lo debido del fantástico vinillo blanco (Vall Formosa) que nos sirvieron, sobre todo teniendo en cuenta que ya me había bajado por el gaznate tres copas antes de comer nada: estaba un pelín contentillo.

En un momento dado, en la loneta, entre la gente comiendo, hablando y pasándoselo bien, con la pinta más pija que he visto en mi vida (os lo juro por Snoopy y por lo que haga falta, O'Shea), veo a nuestro Ray Charles blanco. Bueno, al principio resultó algo tétrico, algo así como una aparición: vestidito con uniforme pijo, cara blanca lechosa (como la mía en estos momentos), repeinao y con unas enoooorrrrrmes gafas de sol de estas brillantes. Y lo más importante de todo: su terrorífica sonrisa tipo Joker. Pensé que en algún momento se le desencajaría la mandíbula o algo, porque no cerraba la boca ni para evitar a las moscas. Pero no acaba ahí la cosa... resulta que con esa pinta el tío hacía pose Ray Charles: con las manos agarrando los cubiertos, mirando hacia arriba con su sonrisa tipo túnel, y balanceándose hacia un lado y otro como si estuviera en trance. Una cosa es contarlo y otra muy diferente verlo... daba miedo :-O

Por cierto, no fue efecto del vino blanco, porque Sonia también se percató de su fantasmal presencia. Tenía que contarlo... me lo he pensado un rato, no fuérais a tener pesadillas (en el hipotético caso en el que estuviérais aún despiertos y leyendo este vuestro blog, cosa muy improbable xD), pero tenía que hacerlo.



P.D.: Buenísimo el arroz no-caldoso con bogavante... a poco que me esfuerce, y al menos en las horas de las comidas, podría convertirme fácilmente en un pijo más xD