lunes, agosto 07, 2006

Día en PortAventura

Ayer pasamos el día en PortAventura Sonia y yo solitos. Salimos de casa tempranito y en una hora y poco estábamos ya allí, sobre las diez de la mañana. No madrugamos demasiado porque teníamos referencias de que la primera y casi segunda semanas de agosto el tema no está muy concurrido... supongo que el personal primero se va a su lugar de veraneo, se apalanca y cuando le entran ganas sube a PortAventura. Pero en el ínterin, pues las instalaciones no están muy llenas. Eso sí, por la autovía nos cruzamos con muchísimos coches italianos y franceses (y algún holandés), y ya nos temíamos lo peor, hasta que nos dimos cuenta de que no parecían ir a PortAventura, sino que eran marroquíes que volvían a su país por vacaciones. Salvados. Algunos sabréis lo que es ir a PortAventura cuando lo mismo se le ocurre a miles de personas el mismo día: horrible.

Pero por suerte hubo poca gente, y apenas hicimos colas en las atracciones. Ni que decir tiene que nos subimos a casi todo lo importante... menos a la nueva atracción: el Hurakan Condor. A mí realmente me atraía subir, aunque eso de que te suban a más de 100 metros de altura y te suelten a una velocidad de vértigo durante 83 metros en caída totalmente vertical... sondeé a Sonia, pero sufre un poco de vértigo y me dejó claro que no subiría ni aunque hubiera un millón de leros esperándole en la cima de la atracción. Yo seguía pensándomelo hasta que subí un poco más tarde al Dragon Khan y comprobé que ese día mi estómago no estaba para bromas. Normalmente disfruto como un enano con esta atracción, pero esta vez me sentó como un tiro, realmente mal. Por poco mi aparato digestivo se vuelve del revés...

El pájaro loco de resacaPero por lo demás, al no tener que hacer colas subimos a todo lo importante, y en algunos casos, varias veces. Incluso nos dió tiempo a pasearnos por los variados juegos de PortAventura. En el primero de ellos, que consistía en encajar unas bolas de plástico en unos vasos de cristal, ganamos tres premios con una sola partida de cinco bolas. Lancé la primera y cayó en un vaso blanco (el único que había), con lo cual nos tocó el premio gordo: un pájaro loco gigantesco, que podéis ver en la foto sin pincháis sobre ella. En la siguiente bola Sonia ganó otro pájaro loco, pero esta vez mucho más pequeño, y con la última bola gané un llaverito con un pingüino. No está mal, 3 de 5. Luego jugamos otras dos veces, una de ellas a otro, pero no conseguimos nada. Balance: siete euros gastados y tres premios, uno de ellos un pájaro loco de metro y pico de altura. El tamaño se puede apreciar fácilmente en la foto: lo pusimos en el asiento trasero del coche con el cinturón puesto (y una pipeta de la última clara que nos bebimos, para algo está de resaka el Woody, con la bata, la taza de café y los ojos inyectados en sangre), y así nos lo trajimos para casa, para cachondeo la gente que nos encontramos por la autovía.

El pájaro loco de resacaNos íbamos a hacer una fotografía en el Oeste, vestidos de bandidos o algo así, pero finalmente decidimos hacernos una caricatura conjunta, que podéis ver también en esta otra foto. Según Sonia yo salgo clavado (tengo mis dudas, la verdad, esa nariz no es mía xD), y ella sale bastante guapa, el tío nos cogió bien. Las hizo en un momentito, y la verdad salen baratitas, a 6 euros cada una :-)

En fin, nos lo pasamos realmente bien, aunque llegamos a casa cansadísimos... menos mal que hoy no trabajamos por la mañana ninguno de los dos. Bueno, yo de hecho ni por la tarde, porque... ¡¡¡ESTOY DE VACACIONES!!!. Bueno, tendré que ir un día por la tarde "gracias" a un cliente mamonazo, pero por lo demás hasta el 12 de septiembre no me verán el pelo por la oficina: entre las vacas honradamente ganadas y el permiso por la boda... jejejjeje