viernes, julio 08, 2005

Violencia

Qué fácil es condenar, rasgarse las vestiduras, entonar un "¡nunca más!", decir "¡no pasarán!", demonizar un credo, convertirnos en víctimas, creernos el ombligo del mundo...

Han atentado en Londres inmediatamente después de su designación como sede olímpica para el 2012, y durante la reunión del G-8. Utilizando el recurso del débil o del ruín (o de quien es ambas cosas), han cargado con varias bombas contra la población civil de otro país, y han matado a algunas personas y herido a varios centenares. Una acción execrable que merece sin duda el peor de los castigos. Los autores son viles criminales, más allá de las ideas que defiendan... sencillamente, cuando uno mata por unas ideas, las deslegitima. Ojalá les trinquen y caiga sobre ellos el enorme peso de la ley.

Pero al mismo tiempo, no podemos olvidar que esta acción ha sido provocada. La violencia engendra violencia, y a menudo su uso no sale gratuíto para quien usa la fuerza. Ni el pueblo americano, ni el español ni el británico pueden esperar que, al invadir un país extranjero y masacrar parte de su población, éstos no se revuelvan de la forma en que mejor puedan, que defiendan su territorio y aún sus ideas. Esperar esto es ser hipócritas. ¿Realmente nosotros nos sentaríamos a ver como nos invaden o trataríamos de luchar con todas las armas posibles? No nos engañemos... no representamos EL BIEN y los terroristas el MAL. Hay mucho más detrás de todo esto.

Quisiera que los políticos occidentales olvidasen el discurso patriotero, moral, religioso o lacrimógeno, porque no ha lugar. Digan: "Sí, hemos invadido un país y ahora aquellos que les defienden a ellos o a su religión han venido y han intentado que nos echemos atrás, matando a varios de los nuestros. Pero seguiremos robándoles su petróleo, no se preocupen, para que nuestra economía pueda seguir funcionando como hasta ahora". Eso respetaría nuestra inteligencia y nos haría a todos más sinceros y más justos. Sobre todo a los asquerosos políticos, que ya sabían que esto ocurriría y aún así hicieron lo que hicieron.

Fue una salvajada lo ocurrido en Nueva York y Madrid, y lo es también lo ocurrido en Londres. Pero muchos más han muerto por guerras provocadas por nosotros por tontos pretextos electorales o económicos, así que nosotros, a nuestra manera civilizada y pulcra, con nuestros bombardeos desde lejos y nuestros carros de combate, también somos terroristas. Y atentamos contra población civil, no lo olvidemos...

Dicho esto, mis condolencias a los familiares de las víctimas de Londres... lo siento mucho. Paremos la violencia.