domingo, octubre 16, 2005

Me han robado (aún quedan artistas)

Primero de todo anuncio que, pese a haber echado la siesta unas dos horas aún estoy de mala leche. Y es que esta mañana fuimos al Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges 2005, como casi todos los días en la convocatoria de este año, a ver en esta ocasión The Dark, protagonizada por Sean Bean, el Boromir de El Señor de los Anillos, una peli de miedo que está bastante bien y desarrolla un tema original. Habíamos quedado con Berúthiel y Sasskya, que estaban interesadas en el tipo este que casi siempre se muere en sus pelis y en encontrar a Viggo Mortensen que supuestamente llega hoy al Hotel Melià, y al salir de la película nos fuimos a tomar algo por Sitges.

Elegimos por economía el Pans & Company que está cerca de la playa, nos disponemos los cuatro juntos y pongo mi bolsa del festival (que contenía la cámara digital nueva, varios libros de prensa, la libreta de notas del festival, un manos libres y mi acreditación) justo entre mi pie y la pared (yo comía en una esquina). Casi cuando hemos acabado, después de reirnos y pasárnoslo bien, llega junto a nosotros un tío con pinta de sudamericano, con la tez bastante oscura, que repartía unos folletos del aniversario de una web. Sospeché inmediatamente de él porque el tío lo hizo con una lentitud increíble, como dando tiempo a algo o a alguien (o eso o sufría unos dolores tremendos, porque se movía a la mitad de la velocidad normal). Total, que al irnos, cuando voy a recoger mi bolsa, resulta que no está... tras buscar en cualquier ínfimo hueco, como si se hubiera reducido de tamaño, nos damos por vencidos y salimos del Pans buscando al tipejo por toda la playa y chiringuitos cercanos, sin resultado.

Lo más fuerte es que, tras estar media hora buscándole, tampoco encontramos NI UN SOLO POLICÍA en una ciudad a la que cada año acuden miles de turistas de todo el mundo, y donde tiene hábitat el pijerío más destacable de la costa catalana. Desesperados, vamos a poner denuncia a la comisaría (por cierto, cutrísima, sin medios y pequeñísima), no porque confiáramos en la devolución de lo robado, sino como un mero recurso al pataleo. Cuando llegamos, resulta que tenemos dos grupos delante, que van a denunciar, ¡oh sorpresa!, otro robo (también, entre otras cosas, de una cámara digital). El poli de turno, bastante aséptico (se nota que eso pasa por allí a menudo) no nos da ninguna esperanza y se limita a reconocer lo difícil que será que algo aparezca y a tomarme declaración.

Por suerte me han podido hacer (previa presentación de la denuncia) una nueva acreditación para Sitges, aunque todo lo demás se ha perdido. Por suerte, las fotos de la cámara ya las había pasado a mi ordenador y luego a Fantasymundo. Sólo he perdido la transcripción íntegra de la rueda de prensa de Frágiles (me costó tomarla entera) y algunas cosillas escritas en una libreta que utilizo a menudo para mis notas. Y claro, la cámara y lo demás de valor... no está mal para ser la primera vez que me roban.

¿Esos dos tipos no podían dedicarse a trabajar en lugar de robar al personal? Estoy seguro de que sí, pero la vía más sencilla es la más provechosa... y los policías mirando hacia otro lado. Gran país.