lunes, abril 11, 2005

Knopfler en Barcelona

Ya he subido las Fotos del Concierto de Knopfler en Barcelona


Por fin me he animado a escribir una crónica del concierto del pasado jueves, en el que Mark Knopfler y su banda demostraron toda la música que tienen dentro. Las entradas me las regaló mi novia, Sorsha, por nuestro aniversario, allá por diciembre. Había tenido antes ocasión de conseguir unas magníficas entradas a pie de pista, en inmejorables localidades, pero como andábamos algo escasos de eurillos, decidí comerme las ganas que tenía de ver ar Carvo y tener esos indispensables euros en el bolsillo (hipoteca manda): al fin y al cabo una cosa sólo era una noche, y con la pasta de las entradas teníamos para unas cuantas noches de salidas. Mi encantadora y magnífica novia tomó nota del rechinar de mis dientes y por nuestro aniversario va y se me planta con dos entradas para ver al Maestro (yo le regalé una bonita pulsera en acero y oro). No son a pie de pista, pero francamente, me saben mucho mejor que las otras, qué os voy a contar :P

Desde ese día mantenía unas ganas horribles de ver a Knopfler, eso sí, pensando todo el rato: "no es el mismo, tío, hace años que cambió, no esperes algo grande, no tomes nota de las ausencias, simplemente disfruta con lo que veas". Vamos, me preparaba mentalmente para no decepcionarme. Llegó el mismo jueves y aún no había tomado conciencia de lo que iba a hacer... es más, ni siquiera había pedido una hora libre en el curro para llegar bien al Palau Sant Jordi. Supongo que fue por nerviosismo: cualquiera que viva cerca de Barcelona sabe que, si ha de entrar en la ciudad en coche, ha de tener la lógica previsión de acudir con bastante tiempo de antelación, pues los accesos a según que horas son horribles. Además, no sabía el aforo de la mitad del palau que habilitaron, pero al menos me esperaba a 7.000 personas. Por otra parte, tampoco queríamos aparcar en el St. Jordi, ya que habíamos oído que los días de concierto hay algunos manguis que se dedican a abrir coches. Resolvimos pues aparcar por debajo de Montjuic, más o menos en la zona donde un amigo común tiene un restaurante. Y claro, para no llegar tarde al concierto (empezaba a las 21:30), resolvimos que tenía que salir una hora antes del curro para no tener problemas, es decir, a las 19:00.

Llegamos sin muchos problemas a Barcelona, y a las 19:30 ya estábamos bien aparcaditos en la zona que comento, y más o menos a las ocho menos cuarto en el Palau, al que entramos más que nada porque nuestras localidades eran de asiento, y al menos, ya que por nuestro exceso de precaución teníamos que esperar casi dos horas, al menos que estuviéramos sentaditos. Nos dió tiempo a hacer de todo... incluso fotos, por supuesto, ir un rato al bar a pedir la cena y algo de picar (menudo clavón) y cotillear un poco por el Palau. De paso le enseñé a Sorsha el lugar donde podríamos habernos sentado de haber tenido pelas, la zona que tenía cubierta Spanish City (una lista de correo sobre Knopfler de la que soy parte): en todo el concierto fueron los que más animaron, sobre todo haciendo la ola.

Al poco de empezar el concierto me llama el amigo Herumir, que también había acudido con un coleguilla (y con su novia la grabadora, pedazo piratónnn xD), le comento donde estamos sentados y se viene un rato a hablar. Debió maldecirme muy mucho, ya que al poco le comento: "¿ves esos tíos que están ahí sentados? Son los de Spanish City... atento que creo que cuando el Knopfles toque Walk of Life tirarán papelitos de cofetti." Herumir casi me mata: mira que me había dicho: "Quiero ir al concierto virgen, tío, que nadie me diga nada del setlist, no quiero saber que va a tocar". Eso me lo dijo después de haberle soplado que iba a tocar Telegraph Road, así que imaginad. Creo que no me estranguló allí mismo porque sabía que si lo hacía le detendrían y no podría ver el concierto... salvado :PP

Después de que la Sorri se fuera a su asiento (muy cerca de un tío de Sorsha), me entra aún más nerviosismo (no faltaba nada). Justo antes de empezar eché un vistazo al palau y pensé: “seguro que hay al menos 8.000 personas aquí dentro”. Pues me quedé corto: según la organización, 13.000 personas estuvimos allí para animar ar Carvo. Hay que decir que Knopfler llegó con cierto retraso al escenario, lo que aumentó mis ya de por si acelerados nervios. Antes de eso, algún que otro asistente había subido al escenario, y el personal se dedicó a animarles como si del mismo Knopfler se tratase, así que imaginad el atronador grito que dió el Palau cuando se plantó ante nosotros. Por supuesto, no me quedé atrás, como podéis imaginar. Junto a Knopfler estaban Guy Fletcher (teclados), Richard Bennett (guitarra), Matt Rollings (teclados y acordeón), Glenn Worf (bajo) y Danny Cummings (batería). Rápidamente los músicos tomaron posesión de sus puestos de combate y empezaron a tocar, sin dejar que nos hiciéramos a la idea, directamente. Knopfler comenzó algo espeso, todo hay que decirlo... supongo que uno ha de calentar un poquito antes de dar lo mejor de si mismo.

La tralla comenzó con Why aye man, en la que le noté un poco espesito, incluso el resto de músicos alargaban la cosa para que él entrara al trapo. Más de una vez recuerdo que miró hacia atrás como esperando algo, o comentando algo. Yo al menos me quedé algo sorprendido de ese principio algo vago, pero enseguida comprendí que no podía esperar que fuera Knopfler desde un principio. “Tranquilo, ya se animará, es normal”. La siguiente que tocaron fue Walk of life, y claro, cuando a la gente le tocan la fibra Dire Straits, la gente responde. En esa canción aún le noté algo espesito y lento en la digitalización, pero claro, eso se solapa con la melodía en sí y los gritos de atronadores fans pidiendo guerra, así que no importó mucho. Aún así me gustó, más que nada porque me recordó tiempos mejores que este hombre aún tiene dentro de sí.

El setlist ya se desplegaba ante nosotros, y tal y como me habían comentado los de Madrid y Zaragoza, el repertorio era casi exclusivo de Dire Straits. Al walk le siguieron Romeo and Juliet y el inconmensurable Sultans of swing, que esperaba y temía al mismo tiempo (“¡Que no decepcione, que no decepcione!”). Ahí el respetable se arrodilló ante Knopfler y su strato. Porque este tío, pese a los 13 años de distancia que nos separa de su emblemático grupo, sigue en su onda. Él es Dire Straits. Pedazo toque del sultans: hay que decir que lo clavó sin apenas esfuerzo, fue impresionante, su guitarra se basta sola para llenar todo el auditorio. Reconozco que ahí ya se disiparon todas mis dudas precedentes: “¡Más, quiero más, EXIJO más!”

Y tuve más, mucho más. Además de las que comento, tocó Done with Bonaparte y Song for Sonny Liston muy bien, se notaba que ya había entrado en calor y todo fluía como debía. El calor del público, sobre todo en el repertorio Dire, le animaba a seguir hacia delante. Hasta le dio por imbuirse del espíritu del blues en alguna canción, acompañado por el contrabajo y por Danny Cummings, con un ritmo con mucho acierto. Hasta se permitió el lujo de tomarse un café mientras tocaba con su segundo guitarrista, con lo que imbuía a la escena de cierto intimismo que me gustó. Después, tocó el Speedway to Nazareth, con una explosividad inédita hasta ahora –una de las mejores canciones que ha hecho en mi opinión-, y Rüdiger, una canción intimista y de ritmo complicado que me gusta muchísimo y que Knopfler tocó a las mil maravillas. Apenas se metió con Shangri-la (sólo un par de canciones), y eso que se supone que venía a presentar su último disco, pero poco o nada me importó: iba a ver a Knopfler, no a su disco.

Pronto llegó el momento cumbre de la noche para mí: el Telegraph Road. Esta, por varias razones es mi canción favorita de los Dire Straits. Primero, porque fue la primera que escuché (gracias una vez más a Jose), y segundo por ese aire de melancolía, tristeza y al mismo tiempo la fuerza y la tormenta eléctrica que estallan en la cara del oyente al final. Y Knopfler la clavó. Un tío que ha estado en los tres conciertos de España de la gira 2005 ha comentado que la versión de esta canción de Barcelona fue la mejor de las tres. No lo sé, pero lo que sí puedo asegurar es que a mí me llegó al alma y Markitos supo dar lo mejor de sí. Además, resultó ser la presentación del festival de Dire Straits del final, con exitazos de toda la vida.

Knopfler fue un poco cabrito, hay que comentarlo. El tío hizo un amago de “hemos acabado, hasta otra, tíos, ya nos veremos”, y sin aviso se largó junto con sus músicos. Sorsha comentó más tarde que seguro que fue a cambiarse y a beber algo (de hecho apareció con otra camisa), pero a mí me dio el susto. La gente (yo incluido) empezamos a jalear, a aplaudir, silbar y gritar, queriendo más. Y aparecieron de nuevo al poco, con Brothers in Arms. Imaginad un montón de teléfonos móviles encendidos con sus pantallitas y multitud de mecheros encendidos mientras Knopfler toca esta mítica canción, que habla de paz y concordia. Impresionante, sobre todo por como la tocó, me emocionó, la canté enterita, igual que varias que tocó, y la gente siguiendo también parte de las estrofas. Memorable, de verdad. Siguió atacando al repertorio Dire Straits con Money for Nothing (clavado) y So far Away, para terminar (¡Oh, bendito sea!) con Stargazer y… prepárense… ¡¡Going Home!!, con lo que dió por terminado el concierto (entre un aplauso brutal que duró varios minutos), un ambiente de lujo.

En fin, ha sido realmente impresionante, y aunque eché de menos otras canciones, lo que tocó me llegó al alma y reafirmó mi fe en Er Carvo. Da igual que saque discos normalmente descafeinados (aunque el Sangría está muy bien), da igual que no veamos campañas mediáticas anunciando sus discos. Da lo mismo. Knopfler sigue siendo él, en estado puro, y nosotros estamos ahí para adorarle. No pares nunca :)





P.D.: Tengo fotos y pequeños vídeos que ya os enseñaré, no os preocupéis :)