Cambio de estación

Lo de siempre, para no variar. Dicen los metereorólogos y los científicos en general que ya no existen las estaciones, que el tiempo está voluble y locuelo, que no se distingue a veces entre invierno, primavera, verano u otoño, que si el efecto invernadero para aquí, que si el calientamiento global para allá, que si la capa de ozono por el otro lado...

Sí, todo eso será verdad, y hay que cuidar nuestra bolita planetoide cuasi azul, pero las estaciones existen y punto pelota. Y lo sé porque cada vez que cambia la estación, yo me pongo malísimo. Sobre todo me ocurre con los cambios del frío al calor. Desde que tengo uso de razón, el calor ha sido para mí lo que la cryptonita a Supermán. Antes bastaba con que haciera dos o tres días de calor seguido para que me mareara, sangrara por la nariz, me dieran bajones de tensión... siempre me decía que tenía una suerte inmensa por vivir en Asturias.

Pero al mudarme a Cataluña la cosa cambió bastante. Aquí el clima es mediterráneo, y en su parte sur al menos suele ser caliente tirando a tórrido en verano. Aún recuerdo mi primer época estival aquí. Quizá una imagen rápida ilustre más que mil palabras: mi novia y yo paseando por la calle, yo medio mareado como Frodo delante de Minas Morgul (ex-Ithil), cantando el Asturias Patria Querida y con los labios resecos y los ojos casi en blanco. Llevo más de dos años aquí (casi tres) y ya me he acostumbrado un poco... apenas me muero un poquito.

Cada vez que cambia el tiempo me entran mareos, a veces sudores, se me aplatana el cuerpo, y a veces no puedo ir ni a currar. Dura una semana aproximadamente, y a veces me pongo realmente mal. Me dió ayer y hoy estoy en la curva descendente de la cosa. A ver si la cosa mejora... tengo ciertas esperanzas porque el JUEVES me voy a Asturias a pasar cinco días, y allí el tiempo será más razonable y clemente.

Iremos en avión (por Iberia) a un precio más que razonable: dos billetes ida y vuelta por 122 euros. Así ¿quién no viaja? xD